Cinco mitos y leyendas en formato breve

Recopilados por Casandra Ruiz Caro

1

El patio del escapado

Cuentan que, en el siglo XIX, existía una vecindad que fue quemada por motivos que se ignoran. Lo llamaban el patio del escapado, pues antes había un conductor de trenes que tenía una esposa y una hija las cuales lo acompañaban para la comida. Ese día,  mientras ellas iban hacia la estación para acompañar al conductor, había un sujeto con un marro afuera de la estación. Al ver a la mujer, el sujeto se abalanzo contra ella y la golpeo en la cabeza con el marro, matándola. La niña, viendo a su madre morir, gritó llorando y pidiendo ayuda a su padre, por lo que asesino la arrojó a las vías del tren. Su padre, al ver lo sucedido, corrió tras del perpetrador y se abalanzo a el tomándolo de los pies, tirándolo. Después de librarse del conductor, el sujeto le arrojo una piedra en la cabeza y lo mató también. Aunque malherido, huyo y se escondió en un callejón de un patio.

Las autoridades lo persiguieron, buscaron cada rincón de la vecindad, pero nunca fue encontrado. Desde entonces, este patio se llama el patio del escapado, y los rumores dicen que el fantasma del sujeto con el marro aun vaga y asusta a la gente que va allí.

2

La leyenda del cirujano loco

En Paraguay, cuenta la leyenda que había en una casa extraña un cirujano loco que, se decía, buscaba la inmortalidad. Nadie lo conocía y el no conocía a nadie. En el sótano de su casa,  realizaba experimentos con seres humanos, que el mismo había asesinado, para encontrar la vida eterna.

En verano, unos niños curiosos escucharon los rumores y decidieron  ir a ver si era verdad. Al llegar a la casa, tocaron y vieron que la puerta estaba abierta, entraron a la casa y bajaron por las escaleras. Lo que vieron fue horrible. Justo en ese momento, el cirujano loco estaba sacándole las vísceras al cuerpo de una mujer. Quedaron paralizados por el susto y solo el grito ensordecedor del cirujano los hizo correr. El cirujano corrió tras ellos y capturo a uno de los muchachos. El otro, en un intento por sobrevivir, quemo la casa. Se encontraron los restos del chico pero no había ningún rastro del paradero del cirujano.  Años después, el chico sobreviviente reconstruyó la casa, y desde entonces se veía una luz verde en el sótano.

3

Perseo y Medusa

En Grecia, en tiempos antiguos, existía un monstruo con una cabellera de serpientes llamada Medusa, la cual petrificaba a los guerreros que intentaban derrotarla con solo mirarlos y los conservaba como estatuas. Un joven guerrero, Perseo, al oír esto, decidió dar muerte a la bestia. Sus amigos y conocidos le decían que no debía intentarlo, que era muy peligroso y que sabía que le había pasado a los demás, a lo que él simplemente respondió: “Tengo mis planes”.

Al terminar de escalar la roca y enfrentarse a medusa, en vez de buscar clavarle la espada, se cubrió con su escudo. Medusa, al verse reflejada en él, fue petrificada por sus mismos ojos. Desde entonces, los marineros que navegan alrededor de esa roca cuentan la hazaña de Perseo y como dio muerte a la bestia de la roca junto al mar.

4

La leyenda del sol y la luna

En tiempos antiguos, cuando no existía la luz en la Tierra, los dioses se juntaron para decidir quiénes serian los elegidos para iluminar el mundo. Tecuciztécatl, un dios arrogante y bien parecido, se ofreció para iluminar el mundo. Al oírlo, los dioses decidieron que el otro elegido para iluminar la tierra seria 

Nanahuatzin, un dios humilde. Ambos hicieron penitencia durante 4 días preparándose.

El día de la ceremonia, Tecuciztécatl se dirigió al fuego del sacrificio e intentó arrojarse a él cuatro veces, pero se acobardo. Entonces fue el turno de Nanahuatzin, quien, sin miedo ni dolor se arrojó de espaldas al fuego del sacrificio. Tecuciztécatl, apenado por su cobardía y motivado por Nanahuatzin, se arrojó también. Sin embargo, debido a su cobardía, no logro brillar con tanta intensidad como Nanahuatzin. Desde entonces, Nanahuatzin se convirtió en el sol, y Tecuciztécatl, en la luna.

 5

La mulata de Córdoba

En tiempos de la colonia, había una mulata muy guapa, humilde y cordial, a la cual tachaban de bruja debido a que se decía que hechizaba a los hombres para que se enamoraran de ella, y que daba dinero a obras de caridad y nadie sabia dónde lo conseguía. Un día se enamoro de ella un rico noble español, el cual fue rechazado. Debido a eso, empezó a decirle a todos que ella era una bruja vil y esto no tardo en llegar a oídos del Santo Oficio, el cual la arresto y la encerró en la fortaleza de San Juan de Ulúa, en donde fue arrojada en una celda.

Entonces hizo un pacto con el diablo para que la sacara de ahí. El demonio acepto con la condición de que ésta se hiciera de un barco. La mulata tomo un trozo de tiza que estaba tirado sobre el suelo de la celda y comenzó a dibujar en la pared un barco.

El día de su ejecución, mientras el carcelero se dirigía para llevarla con el Santo Oficio, vio el barco de la mulata, y comento que era un barco muy bonito y bien hecho, que sólo le haría falta navegar, a lo que la mulata respondió: “Navegará”. Acto seguido abordo el barco y, con un gracioso saludo, se despidió del guardia atónito mientras navegaba y el barco se perdía en una esquina de la celda.

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