Como seres "racionales" que somos, el entendimiento brinda una escalera al agujero negro en el que nos mantiene la ignorancia, el miedo, que en este contexto incluso pueden manejarse como sinónimos. Pero el miedo puede provocar dos tipos de reacciones, en las que se pueden dividir los seres humanos. Están los que se paralizan tanto que apenas si respiran, y poco a poco se vuelven esclavos del temor. Los otros, los que esperamos que sean mayoría, son a quienes el miedo los hace correr, avanzar, buscar cómo detener ese pánico que nos invade por culpa de lo ignoto y así, encontrar el conocimiento.

28/8/13

Reseña del monólogo: No fue precisamente Bernardette


Casandra Ruiz Caro


Chinanski se presentó ante mi tal y como lo habían dibujado los cuentos de Bukowski, un maldito alcoholico, abusivo y bastante colérico…digo, pero que buena pinta se le veía al Adrián Vázquez sin camisa, cuando prenden las luces y aparece en el escenario más de una hizo un ruidito extraño… digo más de una porque en el público predominaban las mujeres, ¿por qué sería? Bueno, el chiste es que cuando Adrián se posiciona frente a la imaginaria máquina de escribir ya no vemos al actor, es Chinanski quien hace su aparición y sus palabras nos ponen en aviso de lo “educadita” que será la obra. Además, con la primera carcajada al minuto de empezar nos damos cuenta de que será una noche hilarante, de dolor por tanta risa causada por un brutal humor negro. Chinanski se presenta ante mi hablando de su erección, una erección grande, gruesa, cabezona... y ante la primera risa nerviosa se disculpa: “Es que así la tengo yo”. Sufrimos entonces del ataque de un ingenio terrible que nos lleva de la mano por la vida de este escritor que tiene problemas para atrapar la inspiración…claro, hasta que nos lleva con él al baño y, mientras hace fuerza, se desvela ante nosotros su pensamiento, las aventuras de Big Bart, un bandolero del viejo oeste que pasa los días matando indios y cogiendo viejas… bueno, dice Chinanski, a veces mata viejas y coge indios. Es increíble entonces como Chinanski se transforma y se convierte en los protagonistas de su inconsciente, en la adorable Rocío de Miel, el tremendo Big Bart y el pobre Niño, que sufrirá por ser el novio de Rocío. El tiempo de la ensoñación termina y llega al fin la tan referida Bernardette. El público ríe a más no poder y yo aplaudo con emoción,  con la aparición de un nuevo personaje en escena, porque es como si un nuevo personaje apareciera, la postura, la voz, el no sé qué del actor cambia completamente y se nos descubre esta mujer, Bernardette, y también el truco Chinanskiano para coger con alguien: “No falla”, dice, “una tacita de  café, un poco de alcohol, estar de acuerdo en todo, decir dos te quieros y un te amo”. Vaya puntada cuando todo sucede. La risa que se experimenta es muy extraña porque es compartida, es como un gran cúmulo de energía que te hace sentir bien mientras dura el espectáculo, incluso cuando Chinanski llega al hospital con el pene sangrando por haberse masturbado con el jarrón chino de su madre. Ja, lo que provocaba en él Bernardette. Cuando comenzó la obra ni siquiera me acordé de que había estado muy incómoda con lo pequeño del sitio y con el hecho de que mucha gente estuviera fumando… me sentía atrapada por el humo hasta que de pronto, puff, como por arte de magia mi atención se centro en el protagonista. Era trastada tras trastada y con un humor hipnotizante. Una obra actualísima, después de todo las tres c’s siempre estarán de moda: comer, cagar y coger; y disculpen mi expresión.


Encontré una parte en el tubo, se las dejo. Se trata de cuando está buscando inspiración para su escrito y lo encuentra en sus: "Doce monos que no pueden coger..."








=)

No hay comentarios:

Publicar un comentario