¿Puede la raza humana sobrevivir pese a su intento
desesperado de suicidio?
Por Casandra Ruiz Caro
Hay
un momento en el que llegas a la conclusión de que si pensáramos como especie
podríamos sobrevivir en un mundo tranquilo, coherente y (probablemente)
pacífico... pero perdiendo nuestra identidad, nuestra individualidad, eso que
nos hace especiales, que fomenta nuestras discusiones y alimenta nuestro
criterio. ¿Acaso un pensamiento de especie nos llevaría a robotizarnos y hacer
labores específicas que ayuden a la colmena sin poder, querer o necesitar
cuestionar? Pero la duda me aviva, me gusta la duda, con ella puedo seguir y
una vez que la resuelvo ella aparece de nuevo con mil variantes más. Soy
curiosa y me gusta ser curiosa. Soy inventiva y me gusta ser inventiva, me
alimenta, me alienta.
¿Qué
haces cuando llegas a la conclusión de que la única forma de vivir en esa paz
utópica con la que sueñan las naciones y así servir a la especie, hace que
dejes de ser... humano? Esto es lo que haces: cambias la hoja y vuelves a
empezar desde el principio. Mi duda se mantiene y mi curiosidad me dice que
debe haber algo más, pero aún no doy con eso. No tiene que ver con esperanza,
tiene que ver con lógica, con matemática, con cosas frías pero que contienen
entre sus variables la calidez humana. La ciencia se hizo para eso, la lógica
surge de la filosofía.
Esa
conclusión ronda mi cabeza, es una más de las muchas que han llegado a mi
después de pensar, discutir, preguntar, investigar, buscar y vivir, pero aún
creo que debe haber más, y estoy segura de que eso, lo que está más allá y me
esquiva, puede ser descubierto por cualquier ser humano, por cualquier ser
pensante, sólo hace falta seguir, no cejar en el empeño y así llegar a donde se
quiere.
A
veces te dicen que debes vaciar tu mente para entender, pero a mí me gusta
llenarla y ver el mundo y darme cuenta de en qué aciertan o en qué fallan los
conocimientos. A veces te dicen que en este mundo no serás capaz de alcanzar
eso que quieres, pero a mí me gusta pensar que todo se puede, que el ser
pequeños dioses con un poder creativo implícito nos hace capaces de cualquier cosa
aquí y ahora, en cuerpo y alma, con todo y el pollito o las verduras que te
acabes de comer. Todo es voluntad y si tu voluntad es mover el vaso que está
sobre la mesa, lo harás.
Mucho
se ha malinterpretado a la voluntad: el vaso no se va a mover si sólo te quedas
viéndolo y pujando, para moverlo debes tener la voluntad de hacerlo, la
voluntad de poner tus dos pies en marcha y llegar hasta la mesa, o la voluntad
de crear algo que te lo alcance, de jalar algo, enganchar la mesa y acercarla.
La voluntad te lleva a crear oportunidades de vida, simplemente no hay que
rendirse. Ese es el camino. No ser reactivo sino proactivo.
Algo
falta en mi ecuación. Alguna variable para que esa idea de paz, aunque no sea
el ideal utópico prefabricado, llegue sin que nosotros tengamos que volvernos
máquinas para ello. Algo falta para que esa supervivencia de especie, que ya
necesitamos empezar a fomentar, se llegue a dar sin que el ser humano deje de
ser humano... y hay que seguir buscando.
=)
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