Como seres "racionales" que somos, el entendimiento brinda una escalera al agujero negro en el que nos mantiene la ignorancia, el miedo, que en este contexto incluso pueden manejarse como sinónimos. Pero el miedo puede provocar dos tipos de reacciones, en las que se pueden dividir los seres humanos. Están los que se paralizan tanto que apenas si respiran, y poco a poco se vuelven esclavos del temor. Los otros, los que esperamos que sean mayoría, son a quienes el miedo los hace correr, avanzar, buscar cómo detener ese pánico que nos invade por culpa de lo ignoto y así, encontrar el conocimiento.

9/11/14

La raza humana, su consciencia de especie y su individualidad


¿Puede la raza humana sobrevivir pese a su intento desesperado de suicidio?
Por Casandra Ruiz Caro


Hay un momento en el que llegas a la conclusión de que si pensáramos como especie podríamos sobrevivir en un mundo tranquilo, coherente y (probablemente) pacífico... pero perdiendo nuestra identidad, nuestra individualidad, eso que nos hace especiales, que fomenta nuestras discusiones y alimenta nuestro criterio. ¿Acaso un pensamiento de especie nos llevaría a robotizarnos y hacer labores específicas que ayuden a la colmena sin poder, querer o necesitar cuestionar? Pero la duda me aviva, me gusta la duda, con ella puedo seguir y una vez que la resuelvo ella aparece de nuevo con mil variantes más. Soy curiosa y me gusta ser curiosa. Soy inventiva y me gusta ser inventiva, me alimenta, me alienta.


¿Qué haces cuando llegas a la conclusión de que la única forma de vivir en esa paz utópica con la que sueñan las naciones y así servir a la especie, hace que dejes de ser... humano? Esto es lo que haces: cambias la hoja y vuelves a empezar desde el principio. Mi duda se mantiene y mi curiosidad me dice que debe haber algo más, pero aún no doy con eso. No tiene que ver con esperanza, tiene que ver con lógica, con matemática, con cosas frías pero que contienen entre sus variables la calidez humana. La ciencia se hizo para eso, la lógica surge de la filosofía.

Esa conclusión ronda mi cabeza, es una más de las muchas que han llegado a mi después de pensar, discutir, preguntar, investigar, buscar y vivir, pero aún creo que debe haber más, y estoy segura de que eso, lo que está más allá y me esquiva, puede ser descubierto por cualquier ser humano, por cualquier ser pensante, sólo hace falta seguir, no cejar en el empeño y así llegar a donde se quiere.

A veces te dicen que debes vaciar tu mente para entender, pero a mí me gusta llenarla y ver el mundo y darme cuenta de en qué aciertan o en qué fallan los conocimientos. A veces te dicen que en este mundo no serás capaz de alcanzar eso que quieres, pero a mí me gusta pensar que todo se puede, que el ser pequeños dioses con un poder creativo implícito nos hace capaces de cualquier cosa aquí y ahora, en cuerpo y alma, con todo y el pollito o las verduras que te acabes de comer. Todo es voluntad y si tu voluntad es mover el vaso que está sobre la mesa, lo harás.


Mucho se ha malinterpretado a la voluntad: el vaso no se va a mover si sólo te quedas viéndolo y pujando, para moverlo debes tener la voluntad de hacerlo, la voluntad de poner tus dos pies en marcha y llegar hasta la mesa, o la voluntad de crear algo que te lo alcance, de jalar algo, enganchar la mesa y acercarla. La voluntad te lleva a crear oportunidades de vida, simplemente no hay que rendirse. Ese es el camino. No ser reactivo sino proactivo.


Algo falta en mi ecuación. Alguna variable para que esa idea de paz, aunque no sea el ideal utópico prefabricado, llegue sin que nosotros tengamos que volvernos máquinas para ello. Algo falta para que esa supervivencia de especie, que ya necesitamos empezar a fomentar, se llegue a dar sin que el ser humano deje de ser humano... y hay que seguir buscando.



=)

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