Como seres "racionales" que somos, el entendimiento brinda una escalera al agujero negro en el que nos mantiene la ignorancia, el miedo, que en este contexto incluso pueden manejarse como sinónimos. Pero el miedo puede provocar dos tipos de reacciones, en las que se pueden dividir los seres humanos. Están los que se paralizan tanto que apenas si respiran, y poco a poco se vuelven esclavos del temor. Los otros, los que esperamos que sean mayoría, son a quienes el miedo los hace correr, avanzar, buscar cómo detener ese pánico que nos invade por culpa de lo ignoto y así, encontrar el conocimiento.

1/3/15

La inexistencia del color azul

Nadie pudo ver el color azul hasta tiempos modernos



Esta no es otra historia sobre ese vestido viral, al menos no es lo que queremos.


Es sobre la manera en que los seres humanos ven el mundo y como, hasta que el cerebro tiene la manera de describir algo, incluso algo fundamental como un color, no notamos siquiera que está ahí.

Hasta hace relativamente poco en la historia humana, el azul no existía, no en la manera que pensamos en él.


Los lenguajes antiguos no tenían una palabra para azul –no en griego ni chino ni japonés ni hebreo–. Y no tener palabra para ese color en una cultura con lenguaje articulado, es evidencia de que quizás no lo habían visto.

¿Cómo nos dimos cuenta de que el azul faltaba?

En la Odisea, el famoso Homero lo describe como "el negro mar", o en inglés: "wine-dark sea" (mar vino oscuro). ¿Por qué negro o vino oscuro y no azul o verde profundo?

En 1858, un estudiante llamado William Gladstone, que después sería Primer Ministro de Gran Bretaña, notó que esta no era la única descripción extraña del color que conocemos. Aunque el poeta gastaba página tras página describiendo intrincados detalles de ropa, armadura, gestos, animales y más, sus referencias al color eran raras. Hierro y oveja son violetas, la miel es verde.

Así que Gladstone decidió contar las referencias al color en la Odisea. Y mientras el negro es mencionado casi 200 veces y el blanco como 100, los otros colores son escasos. El rojo es mencionado menos de 15 veces, el amarillo y el verde menos de 10. Gladstone empezó a buscar en otros libros de griego antiguo y notó lo mismo - no existe referencia a nada descrito cercanamente a "azul". La palabra ni siquiera existía.

Parecía que los griegos vivían en un mundo turbio y fangoso, carente de color, en su mayoría blanco, negro y metálico, con ocasionales destellos de color rojo y amarillo.

Gladstone pensó que esto era quizás algo único en los griegos, pero un filólogo llamado Lázaro Geiger hizo un seguimiento de ese trabajo y se dio cuenta de esto era cierto en todas las culturas.

Él estudió las sagas islandesas, el Corán, las antiguas historias chinas y una versión en hebreo antiguo de la Biblia. Sobre los himnos védicos hindúes, escribió: "Estos himnos, de más de diez mil líneas, están llenos de descripciones de los cielos, escasamente otro tema es evocado con más frecuencia. El sol y el juego de rojos en el color de la madrugada, el día y la noche, las nubes y relámpagos, el aire y el éter, todo esto se despliega ante nosotros una y otra vez... pero hay una cosa que nadie podría aprender de estas antiguas canciones: que el cielo es azul".


No había azul, no en la manera en que conocemos el color. No se distinguía del verde o de las sombras oscuras.

Geiger investigó dónde se podía ver el azul por primera vez en el lenguaje, y encontró un extraño patrón en todo el mundo.

Cada lenguaje primero tuvo una palabra para blanco o negro, u oscuridad y luz. La siguiente palabra para un color que vino a la existencia - en cada lenguaje estudiado alrededor del mundo - fue rojo, el color de la sangre y el vino.

Después del rojo, históricamente, apareció el amarillo, y más tarde el verde (aunque en un par de lenguajes, el amarillo y el verde son intercambiables). El último de éstos colores en aparecer en cada lenguaje, es el azul.

La única cultura antigua que desarrolló una palabra para definirlo fue la egipcia - y por cierto, también fue la única cultura que produjo tintura azul durante mucho tiempo.


Si se piensa en ello, el azul no aparece mucho en la naturaleza –es raro ver animales azules, las flores azules son en su mayoría creaciones humanas, y en cierta etapa, también los ojos azules fueron muy escasos–. Está desde luego el cielo, pero... ¿es verdaderamente azul? Como se observa en el trabajo de Geiger, aún en las escrituras, donde se contemplaba el cielo continuamente, no necesariamente se veía como "azul", ni se referenciaba con un color "indescriptible" o "extraño".

De hecho, un investigador con el que se habló –Guy Deutscher, autor de A través del cristal del lenguaje: ¿Por qué el mundo se ve diferente en otros idiomas?–, intentó un pequeño experimento con esto. En teoría, una de las primeras preguntas de un niño es "¿Por qué el cielo es azul?" Así que el crió a su hija cuidadosamente para nunca describirle el color del cuelo, y entonces un día le preguntó de qué color lo veía.

Alma, la hija de Deutscher, no tuvo idea. El cielo era incoloro. Eventualmente ella decidió que era blanco, y más tarde, azul, conforme la cultura lo dicta. Pero no fue la primera cosa que ella vio, aunque haya quedado azul al final.

¿Antes de que tuviéramos una palabra para ello, la gente no veía naturalmente el azul?

Esta parte se complica un poco, porque no sabemos exactamente qué ocurría en el cerebro de Homero al describir el océano negro y las ovejas violetas, pero sí sabemos que los antiguos griegos y otros del mundo clásico tenían la misma biología que nosotros, la misma capacidad de observar el color que vemos.

Pero... ¿realmente ves algo si no tienes una palabra para ello?

Un investigador de nombre Jules Davidoff viajó a Namibia a investigar esto, ahí condujo un experimento con la tribu Himba, que habla un lenguaje sin distinción entre las palabras azul y verde.

Cuando se les mostró un círculo formado por 11 cuadros verdes y uno azul, la mayoría no pudo escoger el diferente, los que escogieron tardaron mucho más y tuvieron muchos errores que no tienen sentido para nosotros, que podemos observar claramente la diferencia.


Pero los Himba tienen más palabras para tonalidades de verde que las que se tienen en inglés.

Cuando les mostraron un círculo lleno de cuadros verdes, pero con uno con una tonalidad ligeramente diferente, ellos inmediatamente escogieron el diferente. ¿Puedes hacerlo tú?

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Para la mayoría de nosotros es difícil encontrar este cuadro:


Davidoff dijo que sin una palabra para el color, sin una manera de identificar lo diferente, es mucho más difícil para nosotros notar la característica que diferencia algo, incluso aunque nuestros ojos estén físicamente viendo lo mismo que los otros.

Así que antes de que el azul se convirtiera en un concepto común, probablemente los humanos lo vieron. Pero parece que ellos no sabían lo que veían.

Si ves algo que no puedes ver, ¿eso existe en verdad? ¿Los colores aparecieron con el tiempo? No técnicamente hablando, pero nuestra habilidad de notarlos al parecer sí...

¿Nubes extrañas?



Artículo original por Kevin Loria.
Fuente: AQUÍ



=)

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