Como seres "racionales" que somos, el entendimiento brinda una escalera al agujero negro en el que nos mantiene la ignorancia, el miedo, que en este contexto incluso pueden manejarse como sinónimos. Pero el miedo puede provocar dos tipos de reacciones, en las que se pueden dividir los seres humanos. Están los que se paralizan tanto que apenas si respiran, y poco a poco se vuelven esclavos del temor. Los otros, los que esperamos que sean mayoría, son a quienes el miedo los hace correr, avanzar, buscar cómo detener ese pánico que nos invade por culpa de lo ignoto y así, encontrar el conocimiento.

8/9/13

Divagando sobre El material humano, de Rey Rosa


Casandra Ruiz Caro



En algún  lado leí que era muy acertada la elección del género en la novela de Rey Rosa que nos ocupa, la extrañeza me invadió al pensar que, por principio, es sumamente difícil encasillar en un género esta “novela”, y es que aunque llegue a ser una novela hay una mezcla interna de la que no escapa y que comprende citas, listados de la policía, ficción y acaso historia real, todo dentro de cuadernos y hojas desperdigadas que son acomodados reconstruyendo una historia que parece del todo verosímil, pese a la advertencia primera en la que se nos afirma que, aunque parezca real, no se trata más que de una ficción.

Aquello que funciona como estimulante de la trama es, como dice en la introducción –sí, hay una introducción–, el encuentro del Archivo del antiguo Palacio de la Policía que se halló en edificios aledaños a la llamada Isla, complejo de edificios policiacos, y que es lo que permite el desarrollo del texto en cuestión.

Pese al tema escabroso que se trata en el trasfondo de la novela, es decir, la historia de la policía que queda de manifiesto en el Archivo al que el narrador tiene acceso, Rey Rosa no es tremendista en absoluto y no narra los hechos sangrientos y terribles que debieron ser, en cambio, nos introduce dentro de un listado sin notas aclaratorias acerca de los casos más interesantes (a razón del autor/narrador) del Archivo, muchos de ellos de la época del gobierno de la revolución. Es refrescante leer el listado de las primeras páginas, aquél que está escrito en la libreta de pasta negra y que con un humor sutil nos narra, siempre de manera sucinta y descriptiva, cómo María Chávez Coronado fue capturada en agosto de 1939 por realizar actos carnales en la vía pública, o cómo Fulanito o Sutanito fueron fichados a petición de sus familiares por levantarles la voz o sublevarse en el colegio.

¿Sublevarse? ´¿Quién tiene tiempo de eso antes del recreo?

Entre frases dilatorias y fichas policiales vamos recreando la historia de una indagación que nos va guiando por el texto con una ligereza que se agradece, sin el dramatismo que se esperaría de estar narrado de alguna otra manera. Hacia el final prohíben al narrador el acceso al Archivo y entonces comienza a presentir que se ha acercado a algo grande que debería evitar porque puede costarle más que un hobby truncado.


Es interesante cómo vamos conociendo a los personajes que pululan alrededor del principal y cómo va utilizando las diferentes libretas, hojas y anexos para crear esta verosimilitud que, sin embargo, se plantea como una ambigüedad clara. Antes hablé de la advertencia que se encuentra al principio de la novela, ahora mencionaré cómo al final, a manera de película o texto basado en una historia real, se afirma que varios nombres fueron cambiados, lo que nos deja danzando entre la ficción y la realidad, que es la intención del autor y que está lograda con tal maestría que no me queda más que recomendar esta obra a todos… con todo y mis divagaciones aquí presentadas.

¡Léanme, es una orden!




=)

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