Como seres "racionales" que somos, el entendimiento brinda una escalera al agujero negro en el que nos mantiene la ignorancia, el miedo, que en este contexto incluso pueden manejarse como sinónimos. Pero el miedo puede provocar dos tipos de reacciones, en las que se pueden dividir los seres humanos. Están los que se paralizan tanto que apenas si respiran, y poco a poco se vuelven esclavos del temor. Los otros, los que esperamos que sean mayoría, son a quienes el miedo los hace correr, avanzar, buscar cómo detener ese pánico que nos invade por culpa de lo ignoto y así, encontrar el conocimiento.

26/9/13

¿EDUCACIÓN MORAL EN LOS TALK SHOWS?


Casandra Ruiz Caro


Condenar la televisión sería tan ridículo como excomulgar la electricidad o la teoría de la gravedad.
Federico Fellini

El problema es que la televisión amalgame y convierta en papilla informe la realidad, la ficción, lo fundamental, lo secundario, el divertimento y la reflexión.
Jean Renoir



“¡Que pase el desgraciado!”

¿Quién, en la actualidad, no conoce estas palabras? ¿Quién no ha escuchado hablar de Laura Bozzo o de Rocío Sánchez Azuara y sus programas en vivo? ¿Quién nunca vio un programa de Niurka y su horrible forma de llevar un show televisivo? Pues bien, el que haya dicho “Yo” al responder alguna de estas preguntas cuasi existenciales es alguien que ha escapado del mundo en los últimos años, o al menos de la llamada “caja tonta”. La verdad es que la forma de vida actual no podría funcionar de la misma manera sin la tecnología, que incluye las televisiones (ya viejas desde este punto de vista). Desde su aparición, la televisión se ha vuelto el mass media por antonomasia y es la que permite que miles y miles de horas de programación lleguen a todas las casas. Y es que hay que ver que actualmente las familias pueden no tener que comer, pero seguramente tendrán al menos una televisión en sus casas. Como medio masivo por excelencia, la televisión forma a los jóvenes que la ven y “educa”, para bien o para mal, a la mayoría de quienes la observan puesto que, los televidentes, no hacen una lectura crítica y objetiva de los programas que muchas veces rayan en la exageración y el ridículo o que juegan con los estereotipos, como las telenovelas. Es en este ambiente de ansiedad televisiva que aparecen los llamados talk shows o programas de entrevistas, que comenzaron, desde luego, en nuestro vecino del norte.


Remontémonos ahora a los años sesenta: en los Estados Unidos de Norteamérica dos Kennedys de alto rango son asesinados; la Unión Soviética lanza al primer hombre al espacio; se construye el muro de Berlín; los Beatles nacen y llegan al culmen de su fama; tiene lugar la guerra de Vietnam; mueren Malcolm X y Martin Luther King; asesinan al Che Guevara; levantamientos estudiantiles alrededor del mundo; matanza de Tlatelolco; y se llega a la luna mientras Woodstock pone al mundo a bailar. Y en la televisión, además de verse el alunizaje, se presenta El show de Phil Donahue, ahora llamado El show del Dr. Phil, este programa comienza con un nuevo estilo que consiste en compartir información “interesante” e “inteligente” y en cuestionar y ventilar cuestiones populares diversas. En los años sesenta y ochenta estas tendencias se desplazan hacia las confesiones de celebridades y la destrucción de tabúes; ya en los noventa se decantan por revelar secretos de otras personas y hacer denuncias ciudadanas. Todas estas formas siguen vigentes a la fecha pero en programas de diferente índole, hay programas especializados en los secretos de la farándula, hay otros que comparten información sobre el cuidado de los hijos y la salud; y también están los programas que buscan desentrañar casos de maltrato social de formas claramente exageradas y populistas. Estos últimos son, por cierto, los más populares en nuestro México.

En 1997, en Perú, surge un programa de 60 minutos llamado Intimidades, que mostraba diversas temáticas sociales como el alcoholismo, la violencia intrafamiliar, el adulterio y la drogadicción. Claro, denominando seriamente sus capítulos con títulos como: Mi papá me vende por drogas, o Por culpa de mi hijo perdí a mi hombre. Este programa, si, fue el primero en lanzar como conductora a la ahora famosa Laura Bozzo. Su programa duró poco y dio paso al famoso Laura en América que de pronto llegó a un éxito increíble en su país y que poco tiempo después llegó al nuestro. Antes el show de moda era Cristina pero ahora había llegado Laura con sus temas escandalosos que la llevaron a estar en uno de los programas más vistos del 2000. Después de Laura llegó el primer programa de esta índole completamente mexicano, Cosas de la vida, con Rocío Sánchez Azuara a la cabeza y, para variar, con temas escandalosos como: Por culpa de mi madre soy una maldita, o Mamá, perdóname, aquí está tu nieto; programa que sigue al aire en la televisora del Ajusco.


Ahora, lo extraño en este caso es cuando se habla de “educación” (como lo hice en el primer párrafo), sosteniendo que este tipo de programas puede ser de utilidad a causa de un déficit de una adecuada instrucción moral en el hogar. Como dice en el ensayo La TV como educación moral para el ciudadano democrático de Antonio Linde Navas, catedrático y doctor en filosofía de la universidad de Málaga, los shows televisivos, como los talk shows, deberían ayudar realmente puesto que

[…] los dilemas exponen a los participantes al contraste de sus opiniones y argumentos. Enriquecen la experiencia social de los sujetos, el trabajo y el trato dentro del grupo de discusión. Se trata de un instrumento que contribuye a la educación de la ciudadanía para afrontar críticamente los conflictos morales que se presentan en las sociedades abiertas y pluralistas.

Releyendo bien estas declaraciones del filósofo español, pienso que los shows que transmiten en su país tendrían que ser totalmente diferentes a los que se ven en México, pero incluso él debe aceptar que esa clase de espectáculos acaban convirtiéndose en “pura bronca barriobajera”. No puedo creer que los dilemas expuestos en los talk shows sean de algún valor importante o que al mostrar en público los secretos e intimidades de las personas se llegue a entender verdaderamente el conflicto moral que hay detrás de la sociedad mexicana. En cambio pienso que la moralina barata que se ofrece en estos programas televisivos no ayuda más que a dar por cumplidas algunas de las diez estrategias de manipulación mediática que tan bien enumera Chomsky, empezando por la estrategia de la distracción, que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica de inundar de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es  indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales en la vida política, tecnológica y científica, ya no digamos del mundo, simplemente de la propia comunidad. También encontramos que esta moralina barata apela a utilizar mucho más el aspecto emocional que el aspecto crítico-reflexivo; así, obviando el análisis racional se abren las puertas al inconsciente para plantar semillas de ideas, miedos, temores, o hasta para asentar comportamientos.

No doña Carmelita, casi pero todavía no.

Así, diría que en la televisión, y sobre todo en este tipo de programas televisivos, lo que hay, más que una “educación”, es una inducción. Se induce a las personas a entender, desde el punto de vista de la televisora, lo que está bien y lo que está mal. Allí lo más importante es aprovechar los recursos que se tienen para hacer a los televidentes víctimas de la mediocridad, hacer  que se respete una autoridad que a veces ellos mismos no respetan, que no seas competencia para los negocios que ellos manejan y que se mantengan esperando, esperando y gastando su tiempo observando un programa y pensando que así como se resuelve el problema de la persona en cuestión se podrían resolver sus propios problemas, con las soluciones llegando como caídas del cielo. Por supuesto, este tiempo que se gasta en darle raiting a TVAzteca, Televisa, UniCable o cualquier otra televisora, se podría utilizar en hacer algo emprendedor, crear una empresa, buscar trabajo, o al menos pasar tiempo de calidad con la familia. Estos programas sólo dan paliativos a las personas que se presentan en ellos y con eso pretender que se curan todos los males del país como la miseria, las drogas, el secuestro, la violencia intrafamiliar, etc. El aspecto emocional corta con la realidad y evita que se vean claramente los intereses que se encuentran detrás de estos programas y que definitivamente no permitirían que hubiese una educación, como tal, dentro de la televisión, ya que se busca hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. La educación de las clases sociales bajas tiende a ser de la peor calidad, muy pobre y mediocre para que así se haga más grande la brecha entre pobres y poderosos para poder seguir manipulándolos. Teniendo a la gente apen**jada frente a esos programas que prometen ayudar a la clase más necesitada se evita que éstos exijan sus derechos y cada vez se crean más de estos talk shows en vez de que se haga un programa de gobierno justo y que permita buenas remuneraciones para no simplemente sobrevivir, sino tener una vida.


Decía Groucho Marx que la televisión era muy educativa, cada vez que alguien la encendía él se iba a otro cuarto y abría un libro. Al final la decisión de ver un talk show es del televidente, pero sería interesante que lo hiciera cuestionándose todo cuanto viera, eso le permitiría una lectura crítica y correcta de la información que se le ofrece y así al menos ejercitaría esa habilidad y podría decir realmente a qué persona se refiere Laura cuando dice: ¡Que pase el desgraciado!

Bitch please! No puede haber más como yo, sólo yo.



=)

FUENTES:


  • Linde Navas, Antonio. "La TV como medio de educación moral para la ciudadanía democrática". Comunicar31 (2008).
  • Talk Show. 2011. Consultado: 14 de mayo de 2011 <http://es.wikipedia.org/wiki/Talk_show>.
  • “Mamá, perdóname, aquí está tu nieto". Presentadora: Rocío Sánchez Azuara. Cosas de la vida. TVAzteca, México D.F., 13 de mayo de 2011.

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